El nuevo reto es el de fomentar el grado de compromiso con la marca, dado que únicamente el 7% reconoce que haya seguido a una marca en Twitter, el mismo porcentaje de aquellos que afirman haber respondido a las acciones iniciadas por la empresa en las redes sociales.
El estudio de Forrester está basado en los resultados de una encuesta realizada durante los meses de abril y mayo, a la que respondieron más de 58.000 americanos y 5.635 canadienses, de entre 18 y 88 años.
En cuanto a la distribución por edades, el 56% de los más jóvenes (de entre 18 y 23 años) reconoció que había comenzado a seguir a una marca, lo que supone un aumento respecto al 41% registrado el año anterior. Sin embargo, todavía queda pendiente alcanzar el reto de la conversión. Únicamente el 3% de ellos había hecho alguna compra o contratado algún servicio a través de las redes sociales recientemente.
La convertibilidad sigue siendo el talón de Aquiles del Social Media. Como muestra, un botón; recientemente se ha podido comprobar una vez más la ineficacia de algunas acciones en redes sociales, como fue el hecho de que IBM no fuera capaz de conseguir una sola venta a través de Twitter durante el Black Friday. Un fracaso que por otra parte se puede deber a una estrategia inadecuada, o a un error a la hora de medir los resultados de la campaña.
Lo que sí es cierto es que los usuarios están en redes sociales, donde se muestran cada vez más activos. Las marcas deben saber escucharles y preocuparse por entenderles. Solo así sabrán cómo actuar para acercarse a ellos, qué decirles y cómo lograr que actúen en su favor. Deben olvidar sus intereses comerciales y ganarse su confianza. La conversión únicamente pasa por el engagement, el cuál se consigue a base de una estrategia de comunicación que atraiga a los usuarios y fomente las interacciones. En el mundo 2.0 son los usuarios quienes ponen las reglas, las empresas que quieran obtener resultados positivos tendrán de adaptarse a ellas.